La técnica Metamórfica

Partiendo del principio promulgado por W.Fitzgerald sobre las zonas reflejas y sus posibles aplicaciones terapéuticas, Robert St. John observando que a partir de la concepción, el zigoto crecía en dirección longitudinal céfalo – caudal y estableciendo una correspondencia con la columna vertebral, elabora la teoría de que ciertos acontecimientos generan unos registro en el raquis durante dicha gestación, que actúan a modo de bloqueos suponiendo una especie de contracturas psicoemocionales para el feto, que serán una vez nazca y durante toda su vida la causa de que el organismo entre en un estado de desarmonía o incluso enfermedad y que condicionaran su forma y estilo de vida. Esto bloqueos están transmitidos de forma involuntaria atreves de nuestras madres, durante los nueve meses que dura el embarazo, que es lugar y el momento en que se genera la base nuestra estructura tanto la física, como la mental, como la emocional, dicho de otro modo, si nuestra madre pasa por un momento de angustia, de miedo, de temor o tristeza, durante nuestra gestación, puede quedar impreso en nosotros y concretamente en nuestra columna vertebral. Como es lógico, después del nacimiento también podemos adquirir registros que puedan provocar malestar y que condicionen nuestra salud, nuestra vida y la manera que nos relacionamos con el mundo, para todo ello será útil y efectiva la técnica metamórfica.

Robert St. John aporta a su teoría una forma de solucionar o como mínimo minimizar estas impregnaciones y en consecuencia aumentar el bienestar, trabajando sobre las zonas reflejas de la columna vertebral, en las distintas áreas, pies, manos, cabeza y actualmente rostro y espalda, se podrá liberar estos estancamientos.

Al ser algo tan profundamente inscrito en nosotros, disolver estos vínculos, supondrá una transformación, es natural pensar, que si por ejemplo, se ha estado viviendo dentro de un patrón de tristeza, al liberar dicho patrón, automáticamente muchas cosas cambiaran, se producirá una metamorfosis, de ahí el nombre. Metamorfosis significa transformación, que se produce cuando se permite el natural fluir de la energía.

No se busca pues enfermedades, ni la solución de estas, sino la liberación de enquistamientos energéticos, de impregnaciones emocionales, que son la causa. La Metamórfica no trata la enfermedad, sino a la persona, en una búsqueda de despertar su fuerza vital. Su efecto es potente y debe dejarse al receptor tiempo para asumir los cambios que puede provocar en él y en su entorno, la regularidad del tratamiento será pues variable, en función de lo que ocurra y como ocurra.

El que recibe esta técnica tiene que estar dispuesto hacia el aprendizaje, hacia el conocimiento de sí mismo, es decir a escuchar los mensajes que surgirán al liberar los nudos que en él se encuentran grabados. Esto no implica que haya que existir una predisposición por parte del paciente con respecto a su recuperación o sanación, de hecho, esto no tiene por qué ayudar, puesto que el Masaje Metamórfico no actúa de forma lineal, lo que hace es armonizar y esto puede producirse de forma distinta a la esperada por el sujeto.

Robert St. John empezó a utilizar esta técnica específicamente en niños afectados por enfermedades mentales, la experiencia muestra que esta técnica es mucho más efectiva en niños que en adultos, pudiéndose aplicar incluso en recién nacidos, esto no quiere decir que en adultos no sea útil, sino que la velocidad en que funciona esta terapia en niños es más rápida que en adultos. Se utiliza para ayudar en el síndrome de Down, en autismo y problemas de aprendizaje. Otro ejemplo es durante el embarazo, lo que permitirá liberar a la madre y al futuro bebe de los nudos y de su posible transmisión. La Metamórfica está indicada para todas las edades, especialmente para aquellas personas que se encuentran en estados de estrés, depresión y ansiedad. Algunos terapeutas la consideran muy útil para facilitar el tránsito en el caso de enfermos terminales.

Es un sistema útil, rápido, sencillo de aprender y agradable de recibir permitiendo trabajar cuestiones verdaderamente difíciles de abarcar con otras líneas terapéuticas, por lo que se conforma como una excelente terapia complementaria.

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