La terapia de la acupuntura ante la ansiedad

En el presente artículo vamos a explicar porque la acupuntura contribuye positivamente a la mejora de la ansiedad y su sintomatología.

Lo primero es entender en que consiste propiamente la ansiedad. Una vez explicado esto lo segundo será exponer en que forma afecta la acupuntura a la ansiedad, y cuáles son los mecanismos que producen estos efectos.

Podemos entender la ansiedad como una anticipación negativa de un resultado, es decir que el sujeto que padece este trastorno, tiene expectativas de que un acontecimiento por el cual ha de pasar será negativo o perjudicial para él. Esto se acompaña de un estado emocional o sentimientos desagradables, en los que aparece intranquilidad, nerviosismo o preocupación, con o sin cierta tensión corporal. Hay que matizar que esta expectativa no tiene por qué estar relacionada con acontecimientos externos, sino que también puede estar relacionada con procesos o reacciones internos, por ejemplo, una persona puede activar su ansiedad, por notar una sensación concreta a nivel corporal, que anticipe como algo que puede causarle daño o incluso la muerte.

Otra cuestión importante es que la ansiedad, en un nivel, no tiene por qué ser negativa, sino que actúa como activador para el día a día, pero cuando el sujeto se ve sobrepasado por este estado la ansiedad, se convierte en una patología.

La definición expuesta en los párrafos anteriores, no cita la sintomatología derivada de la misma, para describir la sintomatología de la ansiedad recurriremos al manual psiquiátrico de referencia el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), aunque también podíamos haber usado el CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, OMS).

Dicho DSM, es una recopilación de los diferentes trastornos existentes, hecho por la Asociación Americana de Psiquiatría, y representa la principal guía de diagnóstico para profesionales de la salud, respecto a las enfermedades mentales.

Lo primero que cabe decir es que cuando hablamos de ansiedad no estamos hablando de un único trastorno, sino de más de uno, como recoge la última actualización del DSM, el DSM-5, que actualmente es la última actualización del DSM, en el cual podemos ver los siguientes trastornos por ansiedad:

Trastorno de angustia sin agorafobia; Trastorno de angustia con agorafobia; Agorafobia sin historia de trastorno de angustia; Fobia específica; Fobia social; Trastorno obsesivo-compulsivo; Trastorno por estrés postraumático; Trastorno por estrés agudo; Trastorno de ansiedad generalizada; Trastorno de ansiedad debido a… (indicar enfermedad médica); Trastorno de ansiedad inducido por sustancias; Trastorno de ansiedad no especificado.

De todos estos trastornos, hemos elegido la descripción del Trastorno de ansiedad generalizada, que es el más próximo a los que usualmente se entiende por ansiedad, sin embargo, esto no significa que el resto carezcan de importancia, o que no sean tratables con acupuntura, ni mucho menos, la simplificación responde a la idea de no extender demasiado este artículo.

Pues bien, el DSM-5 describe el Trastorno de ansiedad generalizada de la siguiente forma:

Ansiedad y preocupaciones excesivas (anticipación aprensiva), que se produce durante más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar).

Al individuo le es difícil controlar la preocupación.

La ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado ausentes durante los últimos seis meses (Nota: En los niños, solamente se requiere un ítem):

  • Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
  • Fácilmente fatigado.
  • Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco
  • Irritabilidad.
  • Tensión muscular.
  • Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).

La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un médicamento) ni a otra afectación médica (p. ej., hipertiroidismo).

La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad o preocupación de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valoración negativa en el trastorno de ansiedad social (fobia social), contaminación u otras obsesiones en el trastorno obsesivo-compulsivo, separación de las figuras de apego en el trastorno de ansiedad por separación, recuerdo de sucesos traumáticos en el trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en la anorexia nerviosa, dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave en el trastorno de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias delirantes en la esquizofrenia o el trastorno delirante.

De manera que tenemos un estado de agitación o inquietud, un desequilibrio anímico, persistente en el tiempo y al que acompañan algunos síntomas físicos. Visto esto cabría preguntarse quién está realmente sano….

Es evidente que la gran mayoría, frente a situaciones de la vida que cuesta manejar, podríamos encajar con la descripción que acabamos de ver, y es que como hemos dicho en cierta manera, la ansiedad es algo implícito de la vida, sin embargo, lo que lo transforma en patológico es la incapacidad de recuperar el equilibrio, y la afectación a nuestra capacidad de sostener nuestras actividades diarias. ¿Puede entonces la acupuntura ser de ayuda en esta situación?

La visión oriental de la salud es muy diferente a la occidental. Para ella, todo es dinámico, es una red de interrelaciones, que constantemente reajusta todos los componentes para encontrar el equilibrio natural.

Las patologías, son síntomas que un sujeto padece y que solo tienen sentido en relación al propio sujeto, y se circunscriben al dinamismo antes expuesto, basado en un orden cíclico de opuestos y complementarios, que describe la teoría de los cinco movimiento o elementos, y el yin y el yang, que rigen un todo indivisible, y sus partes no pueden ser contempladas aisladamente. Esta filosofía de entender y tratar la enfermedad, es opuesta al tratamiento específico, del especialista, para decantarse hacia una visión holística.  Así una misma patología podrá ser entendida de diferentes formas cuando afecte a diferentes personas.

Para la visión de la medicina tradicional oriental, la integración abarca también lo psicoemocional sin aislarlo del plano físico, lo habitual es que un cuadro clínico contemple síntomas físicos, psicológicos y emocionales, dicho de otra forma, no concibe la separación de una enfermedad mental, o un desequilibrio emocional, de la afectación física del cuerpo. Se sabe que la tristeza baja las defensas y la ira sube la temperatura corporal, y la acupuntura no solo no ignora esas evidencias, sino que las considera fundamentales para la elaboración de un tratamiento acupuntural.

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Como la enfermedad no es una entidad por sí misma, no hay la necesidad de la etiqueta, por tanto, un trastorno mental, es solo un componente más que podemos y debemos cuidar, para favorecer nuestra salud mental y emocional, además de reducir los síntomas físicos. La acción acupuntural se produce gracias a la aplicación de agujas en unos puntos energéticos, que poseen una resistencia electrica distinta de otros puntos, y la característica de incidir positivamente en el desequilibrio subyacente, favoreciendo así la recuperación del estado saludable de base.

En la acupuntura los síntomas no son la enfermedad, y el desequilibrio energético no es la causa de ésta sino la consecuencia de una multidimensión de aspectos, entre los que influye en gran medida el estilo de vida y los hábitos saludable o perjudiciales de cada sujeto.

De manera que tratar la ansiedad con acupuntura supondrá una toma de conciencia de las causas que nos han llevado allí, y un ejercicio de responsabilidad hacia nuestra salud, como queremos vivir, pensar, relacionarnos, sentir y cuidar de nuestro cuerpo.

 

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