En la práctica de la osteopatía uno de sus componentes fundamentales es la perspectiva holistica a través del cual el paciente es explorado y diagnosticado. Lo que se traduce en el estudio de la patología del paciente no solamente a través de la zona dolorosa sino también el origen del problema que puede estar localizado en otra zona más o menos alejada del cuerpo del paciente. Y por supuesto, una de esas estructuras que puede estar generando el problema o el dolor del paciente son las vísceras.

En la práctica de la osteopatía uno de sus componentes fundamentales es la perspectiva holistica a través del cual el paciente es explorado y diagnosticado. Lo que se traduce en el estudio de la patología del paciente no solamente a través de la zona dolorosa sino también el origen del problema que puede estar localizado en otra zona más o menos alejada del cuerpo del paciente. Y por supuesto, una de esas estructuras que puede estar generando el problema o el dolor del paciente son las vísceras.

Una alteración en el funcionamiento de las vísceras, lo que se conoce como disfunción somática, puede generar en un porcentaje elevado de dolor en otras estructuras del cuerpo. Pero no solamente en este sentido, sino que también sucede a la inversa y una disfunción en una estructura como por ejemplo una articulación o un músculo puede desencadenar una alteración en una víscera. Estas conexiones entre diferentes elementos y en ocasiones tan distantes entre se conocen como reflejos viscero-somáticos y somato-viscerales.

Y por supuesto, la osteopatía lleva desde los orígenes de su práctica estudiando cómo tratar estos problemas. Ya desde el siglo XIX se conocen las primeras técnicas enfocadas en órganos abdominales. Aunque si cabe destacar a un osteopata en el ámbito visceral ese es Jean Pierre Barral, procedente de la escuela francesa.

La gran mayoría de las técnicas viscerales actúan sobre la movilidad de las vísceras a través de manipulaciones directas y a través de estiramientos. Con el objetivo de recuperar la posición y la función de las vísceras. Pero es importante destacar que también existen otras técnicas que están destinadas a devolver el ritmo y la amplitud del movimiento inherente a cada órgano, lo que se conoce como la motilidad. Este es un concepto derivado de la técnica cráneosacral, y por lo tanto responde al movimiento rítmico y oscilante característico de cada víscera.

Comúnmente los órganos que son tratados a través de osteopatía sufren debido restricciones en su movilidad, adherencias, espasmos de la musculatura propia del órgano o lo que se conoce como ptosis, es decir la caída del dicho órgano. Esta última situación ocurre comúnmente debido a un fallo a los diferentes tejidos que cumplen la función de anclaje como pueden ser ligamentos, fascias u otros órganos.

Por lo que ya se ha comentado, se podría empezar a plantear el hecho de que se puede entender un órgano como una articulación. Ya que tiene elementos de anclaje, tiene movilidad y motilidad. Entonces se podría decir que las vísceras forman parte del sistema estructural del ser humano. Siendo así una articulación más que gobierna el estado de salud y de bienestar de cada sujeto. Lo que nos permite concluir que una víscera que se mueve bien funciona mejor.

También es importante tener en cuenta que una disfunción a nivel visceral no solamente genera un problema de dolor debido al reflejo viscero-somático sino que también generan desequilibrios fisiológicos en el organismo. Estas disfunciones o desequilibrios en ocasiones no llegan a ser tan evidentes como para ser medidos a través de una analítica sanguínea, sin embargo, sí que provocan un estado de malestar o de predisposición para sufrir otras alteraciones de la salud del paciente.

Es imprescindible remarcar las alteraciones que puede provocar el estado emocional a todo este entramado complejo entre vísceras y aparato locomotor. Las emociones están directamente conectadas con los órganos, para el osteópata, estas emociones son una pieza más dentro de la maquinaria que conecta el sistema estructural. La idea es conseguir una doble finalidad, que todo funcione individual y globalmente de forma óptima favoreciendo la homeostasis para conseguir la tan preciada salud.

Por lo comentado hasta ahora, es fácilmente comprensible que la osteopatía visceral sea por sí misma una de las tres ramas principales de la práctica de la osteopatica. Esta disciplina nos hace comprender perfectamente las conexiones existentes, por ejemplo, que un dolor en la columna dorsal tenga su origen en el estómago o que debido a un problema lumbar seamos más propensos a tener infecciones en los riñones. Y que la pérdida de un familiar o un ser querido puede generar un dolor en la cadera a la vez que estreñimiento.

Finalmente, muchos pueden preguntase, en que puede ayudarme esta técnica, y la respuesta es muy amplia puesto que, al existir estas múltiples relaciones, podemos entender que la aplicación de la osteopatía visceral puede entenderse como una terapia integral en sí misma, sin embargo, se ha mostrado especialmente útil en problemas de estreñimiento, hernia de hiato, gastritis, sensación de hinchazón, dolores menstruales, alteraciones del hígado o riñones e incluso en problemas de fertilidad.

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